Carmina Crusafon
al universo virtual y los artistas encuentran nuevas posibilidades de exponer
en las plataformas digitales. Por otro, las formas artísticas, como los NFT, han
introducido nuevas dinámicas en el mundo de la inversión, mostrando sus
beneficios, pero también su capacidad especulativa. Este proceso de
transformación tecnológica ya no es patrimonio de grandes e importantes
museos, sino que se ha democratizado y está al alcance de la mayoría.
Veamos qué aporta la digitalización y de qué manera su introducción puede
favorecer el conocimiento artístico de la ciudadanía.
llegaron las páginas web informativas; luego se ofrecieron las visitas
virtuales a las colecciones museísticas; y ahora las visitas se complementan
con una oferta de realidad virtual e inmersiva. Se busca, ante todo, ofrecer
una doble experiencia: nuevas sensaciones al visitante y ampliar el acceso
virtual a las obras artísticas desde cualquier parte del planeta.
El uso de las tecnologías inmersivas es ya habitual en muchas de las
exposiciones museísticas y artísticas. Se trata de instalaciones multimedia
envolventes que permiten al visitante descubrir a los artistas de manera más
vivencial y ampliar de esta forma el conocimiento sobre su obra y su
contexto. En Barcelona y Madrid la oferta es bastante amplia. Por ejemplo, en
la ciudad condal, ahora mismo se pueden visitar exposiciones inmersivas
sobre Van Gogh, Klimt, Frida Kahlo y Banksy. También encontramos una sala
de arte inmersivo, diseñada por los artistas daneses Studio Irma,en el Moco
Museum; o bien, en la Casa Batlló, la sala del cubo que ofrece una
experiencia inmersiva en la mente de Gaudí. En la capital española, se
inaugurará en marzo el MAD (Madrid Artes Digitales) Centro de
Experiencias Inmersivas, que será un museo que ofrecerá proyectos
audiovisuales, realidad aumentada, realidad virtual y holografía.
El acceso que ofrece internet permite la creación de exposiciones virtuales
que permiten experimentar e investigar en el ámbito de las humanidades
digitales. Además, favorecen la promoción de nuevos artistas o temáticas de
ámbitos geográficos más amplios. Es un fenómeno creciente, que está
ampliando las actividades de las galerías de arte para promocionar las obras
que están exponiendo y así ampliar los posibles compradores.
Estas exposiciones son también espacios de experimentación para jóvenes
profesionales del arte, especialistas en la curación de temáticas que a veces no
tienen cabida en las instituciones museísticas. Un ejemplo interesante es ‘La
fiebre del banano/Banana Craze’, un proyecto sobre el legado de las
plantaciones bananeras en Latinoamérica visto a través de 100 obras de arte
contemporáneo, que examinan cómo el banano ha dado forma a las
identidades, los ecosistemas y las violencias en América Latina. Ofrece una
experiencia conjunta de exposición virtual, un archivo digital y eventos
online. Es una muestra del amplio catálogo que se puede encontrar en la red si
tienes interés por descubrir nuevas expresiones artísticas. Además, son una
oportunidad para abrir el mundo del arte a las generaciones digitales, que ven en este soporte su entorno más natural de consumo de contenidos y
experiencias de conocimiento.
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