ARTISTA |
Jean-François Boclé |
TÍTULO |
Monkey Banana |
AÑO |
2006-2007 |
PAÍS DE ORIGEN DEL ARTISTA |
Martinica |
DIMENSIONES |
Base de madera: 255 x100 x 30 cm |
TÉCNICA |
Instalación sonora interactiva compuesta por 60 kg de bananos, base de madera, pintura en vinilo sobre papel Arches 300 gr, mensaje grabado en contestador automático |
Créditos: Imagen ©Jean-François Boclé/Adagp
Monkey Banana es una instalación más compleja en donde el hombre banano aparece acompañado de un componente sonoro e interactivo. En la parte de atrás de la instalación cuelgan telas negras que llevan escrito en blanco los nombres de varios jugadores de fútbol de raza negra que han sufrido de insultos raciales en algún momento de su carrera. Cuando el espectador se acerca a la obra puede llamar al número telefónico de un call center en donde escucha el siguiente mensaje pregrabado: “Yesterday, on the banks of the Mississippi river, strange fruits hanged from trees. Nowadays, in football stadiums, bananas and monkey noises are thrown at men” (Ayer, a orillas del río Mississippi, frutas extrañas colgaban de los árboles. Hoy en día, en los estadios de fútbol, les lanzan bananos y ruidos de monos a algunos hombres). El mensaje del teléfono combina la referencia a las masacres y linchamientos que sufrieron las comunidades negras en Estados Unidos (y que se recuerdan a través de la canción de Billie Holiday Strange Fruit) con las agresiones raciales que reciben hoy figuras públicas como los deportistas. Así, dependiendo del lugar de exhibición y su historia, tanto esta instalación como Tears of Bananaman toman diferentes interpretaciones. En particular, Boclé hace referencia al pasado colonial francés en las Antillas tanto por medio de los nombres escritos en las telas como a través de la evocación del trabajo y el drama sufrido por los esclavos y trabajadores negros de las plantaciones bananeras. Esta obra fue exhibida en Martinica y para esa ocasión el artista utilizó bananos producidos en la isla y cultivados mediante el uso de un pesticida conocido como clordecona o Kepone. El uso de este pesticida se prohibió en todo el territorio francés en 1990, pero se mantuvo en las Antillas durante tres años más. Además, su uso en el Caribe fue mucho más profuso y las consecuencias dramáticas persisten hasta el sol de hoy.