Humanidades digitales, un nuevo campo de investigación

Las humanidades digitales, “que son un nuevo campo de investigación”, concreta Blanca, “consiste en usar las herramientas de la informática para la creación e investigación en el área de las Humanidades. El proyecto se articula en tres partes. Es una página web que incluye una exposición virtual, un archivo digital y un proyecto de investigación en curso que se desarrolla sobre todo con programas públicos».

La  historiadora explica que mantienen «charlas y talleres online con artistas y ciclos de cine documental. Muchos programas, que nos parece que amplían la investigación para que no sea una cosa acotada y cotejada como una exposición física y participen distintos actores y personas”.

Juanita Solano destaca la obra de Antonio Enrique de Amaral, quien, nos cuenta, “estaba haciendo una crítica directa a lo que estaba sucediendo en la dictadura brasileña. Entonces muchas obras estaban siendo censuradas, justamente porque estaban haciendo una denuncia frente a la violencia que estaba ejerciendo el poder dictatorial en ese momento”.

Pero hay más, más arte, historias y documentos a los que se puede acceder de forma gratuita y no lineal, es decir, por temas y alfabéticamente. También desde una línea de tiempo y un mapa. Lo que permite, apunta Blanca, “que cada uno desarrolle su propia investigación y podría ver, por ejemplo, qué temas se repiten más en los años 70″.

La historiadora del arte Blanca Serrano mira su móvil frente a una frutería con plátanos.

La historiadora del arte, Blanca Serrano, durante la grabación para RTVE. CÁMARA ABIERTA

Estos estudios permiten aproximarse a las preocupaciones de distintos momentos históricos. Consultando el mapa también se puede ver si en Colombia se tratan temas que vinculan el plátano con la violencia; o si en EEUU está más en relación con la identidad de los migrantes. “Queremos que sea una herramienta para que otros puedan utilizarla para investigar”, afirma Blanca Serrano.

Un proyecto muy completo en el que merece la pena perderse un rato; y no para crucificar el cultivo del plátano ni para cuestionar su sabor, sino para que seamos conscientes de su origen. Porque aunque parece que esta fruta lleva con nosotros toda la vida, antes del siglo XX ni se conocía.