Gabriella Torres-Ferrer

Gabriella Torres-Ferrer estudia las implicaciones de una vida globalizada caracterizada por el desarrollo de la cibernética moderna y la realidad digital, y estudia analiza cómo la forma en que esas nuevas tecnologías transforman la sociedad y la naturaleza redefiniendo las estructuras de poder tradicionales. Sin título (qué criptón) es un bodegón-instalación en el que un racimo de bananos está conectado a varias microcomputadoras que registran los valores en bolsa de distintas criptomonedas. La obra pertenece a la serie Mine Your Own Business sobre la economía surgida en torno a la cuantificación de datos. En estas obras, Torres-Ferrer se pregunta cuáles son los enredos capitalistas-coloniales que se esconden tras las promesas de interconectividad, descentralización tecnológica y cotidianidad digital. Sin título (qué criptón) investiga cómo la forma en que las multinacionales de tecnología financiera abusan del sur global, convertido en un “cripto-paraíso”, utilizando discursos de empoderamiento, soberanía y desregulación. ¿Puede llegar a sincronizarse la economía de un país como Puerto Rico, estado asociado de Estados Unidos duramente golpeado por el huracán María, con los ritmos de acumulación de los inversores globales? 

Elle artiste traza un paralelismo entre las plantaciones de banano, —fruto traído a Latinoamérica desde África por los colonos españoles como alimento para las personas esclavizadas y posteriormente protagonista de muchas de las violencias neocoloniales perpetradas por Estados Unidos en la región durante el siglo XX—, y las “granjas” de criptomonedas que han surgido en los últimos años en Puerto Rico. En 2019, dos años después de que el huracán María azotara la isla, Estados Unidos aprobó la Ley 60 de Puerto Rico según la cual los inversionistas en criptomoneda que se hicieran residentes de la isla se beneficiarían de exenciones fiscales. Tras la negligencia de Estados Unidos en la recuperación de Puerto Rico tras el huracán, esta medida, lejos de impulsar la economía local y de desarrollar la tecnología de en la isla, solamente ha favorecido la gentrificación, dificultando aún más la vida de los locales y fomentando su desplazamiento y migración.