Claudio Perna

Explorador habitual de nuevos lenguajes visuales y pionero en el uso de otros dispositivos fotográficos como diapositivas y fotocopias, Claudio Perna —figura clave del conceptualismo venezolano— comenzó a utilizar la fotografía Polaroid a mediados de los años setenta y esta se convirtió en una herramienta de trabajo imprescindible para el artista hasta mediados de la década siguiente. La posibilidad de registrar y ver inmediatamente un acontecimiento, poder incorporarlo a un libro en proceso o utilizarlo para completar alguna idea que le rondaba la cabeza, además de sus métodos rudimentarios, eran lo que hacía que la Polaroid resultara tan atractiva para Perna. En varias de sus series, incluida la obra Plátanos enmarcados (naturaleza muerta), Perna utilizó Polaroids para registrar una serie de acontecimientos efímeros que apuntaban a una revisión del concepto de escultura sujeto a las nociones de acción, situación y temporalidad. Las obras recogen una secuencia de imágenes en las que objetos y personajes posan en escenarios como si fueran naturalezas muertas. En estas obras, Perna explora su idea de la escultura como un hecho efímero, sin ubicación definitiva, frente al objeto volumétrico que ocupa el espacio público. En el caso de Plátanos enmarcados (naturaleza muerta) Perna recurre a un racimo de bananos, objeto cotidiano a la vez que emblema icónico de la identidad latinoamericana, para repensar su relación con la tradición artística europea del bodegón y con el vocabulario visual del pop estadounidense (es casi imposible no pensar en las Polaroids de Andy Warhol al ver esta obra) desde su lugar como artista venezolano internacional.