Adriana Martínez

La instalación de Adriana Martínez consiste en un puesto de mercado con diversas frutas en canastas esperando a ser compradas. Las frutas están cubiertas por numerosas capas de etiquetas adhesivas ilustradas con las insignias de las mayores empresas bananeras del mundo. Entre cocos, naranjas, peras, manzanas y limones, destacan docenas de racimos de plátanos. Para esta obra la artista coleccionó cientos de adhesivos con el objetivo de estudiar la infraestructura del mercado internacional de la fruta y trazar los extensos recorridos que realizan estos alimentos desde su lugar de cultivo hasta su destino de consumo. Por un lado, las coloridos adhesivos visibilizan las condiciones geopolíticas que determinan la distribución de recursos y le recuerdan al espectador el trazado de las rutas comerciales. Por otro, los adhesivos también evocan los sellos de un pasaporte, aludiendo así a las trabas impuestas a la libre circulación de personas entre países. Martínez sintetiza en esta obra una contradicción inherente al liberalismo económico que permite la exportación de los recursos naturales de aquellos países cuyos ciudadanos no son bienvenidos fuera de sus fronteras.