ARTISTA 

Jose Alejandro Restrepo

TÍTULO 

Musa Paradisiaca

AÑO

1996

PAÍS DE ORIGEN DEL ARTISTA

Colombia

DIMENSIONES

Variables

TÉCNICA

Instalación de racimos de plátano con flor, monitores. sonido y videos

Créditos: Banco de la Republica

La instalación Musa paradisiaca de José Alejandro Restrepo es una de las obras emblemáticas del arte contemporáneo en Colombia. En ella el artista dispone una serie de ramos de plátano colgados del techo que tienen incrustados en la parte inferior —en donde normalmente se encuentra la flor de la planta— monitores de televisión que proyectan imágenes relacionadas con las masacres ocurridas en las zonas bananeras del país tomadas de los noticieros de principios de la década de 1990. La instalación es el resultado de un largo proceso de investigación por parte de Restrepo, que inicia con su hallazgo de un grabado del pintor viajero Charles Saffary publicado en su libro Voyage a la Nouvelle-Grenade de 1869. El grabado presenta la imagen de una mujer racializada en medio de un paisaje indeterminado, sentada bajo una planta de bananos. La imagen está acompañada por las palabras “Étude de bananier (Musa paradisiaca)”. Restrepo, intrigado por las connotaciones de estas palabras, que apuntaban a la exotización del cuerpo femenino racializado y situaba a ese cuerpo en el paraíso, continuó su investigación hasta descubrir que la designación en realidad correspondía al nombre científico de la planta de plátano. El interés por el archivo llevó al artista a profundizar en su investigación sobre las implicaciones del cultivo del banano en un país como Colombia en donde las repercusiones sociales y políticas, así como la violencia ejercida por parte de las multinacionales en las zonas bananeras, ha sido una realidad desde 1928 con la famosa masacre de Ciénaga. De esta manera, la instalación registra el protagonismo de la planta de banano en la realidad nacional. La obra apela a la historia activando los sentidos: con el transcurrir del tiempo los bananos se van degradando paulatinamente y producen el olor de maduración característico de la fruta, que a su vez incita el sentido del gusto; el sonido se hace presente mediante las noticias provenientes de los monitores de televisión; y la vista se agudiza porque las imágenes proyectadas solo pueden verse reflejadas en una serie de espejos dispuestos en el piso. Así, es imposible no asociar la muerte paulatina de las plantas con las imágenes proyectadas de las muertes producidas por los conflictos asociados a las plantaciones, y la tentación de comer la fruta se tiñe de las implicaciones sociales, políticas y económicas que ha producido el monocultivo del banano en Colombia. En esta instalación el banano se convierte en una alegoría de la fruta prohibida del paraíso latinoamericano.