Jean-François Boclé

Realizada en varias ocasiones como en la Bienal de Dakar, en Barranquilla y en Benin, esta performance del artista Jean-François Boclé (martinicano radicado en París) comenta con ojo crítico la violencia ejercida sobre los habitantes locales por parte de los emplazamientos bananeros en el Sur Global. La performance consiste en la preparación de una mermelada de banano hecha con elementos que también son producto de la economía de sustracción como el azúcar, la vainilla, la canela, el limón y el ron. La piel de los bananos que Boclé utiliza para cocinar la mermelada ha sido marcada con una serie de frases tomadas de dichos populares o de conversaciones callejeras en diferentes idiomas americanos y caribeños como el español, el creole, el francés y el inglés. “La sangre de la banana nunca se quita”, “A fruit, a gun” o “L’exotisme de la violence” son algunas de las frases que aparecen sobre las frutas. Durante la acción el artista toma cada banano, lee en voz alta la frase y procede a quitar la cáscara y a tirarla al público antes de picar la fruta sobre una tabla y echarla a un caldero a hervir a fuego lento. Una vez lista la mermelada se le ofrece gratis al público. Cuando se realizó la performance en Colombia la mermelada que sobró se conservó y se llevó a cabo un segundo acto que consistió en reproducir la primera escenografía, pero en vez de cocinar la mermelada esta se ofrecía como degustación, acompañada de un cartel que decía: “Mermelada de Martinica gratis”. La recepción fue sorprendente puesto que a pesar de ser un producto sin costo los transeúntes se resistían a recibirlo y consumirlo. Estas acciones de Boclé no solo ponen de manifiesto la relación entre el banano, el poder y la violencia, especialmente en lugares como el Caribe en donde la historia de las masacres bananeras vive presente en la memoria colectiva, sino que también sugieren un vínculo entre el proceso de consumo de y la noción de canibalismo. La idea de consumir un producto —o una idea— para generar una nueva se convirtió en una referencia teórica obligada para entender la modernidad en América Latina ya fuera a través del estudio de la antropofagia propuesto en Brasil por Oswald de Andrade o de la de la noción de transculturación acuñada por el antropólogo cubano Fernando Ortiz justamente a partir del estudio de las plantaciones de azúcar y tabaco en el Caribe.