Lucía Hierro

Nacida en la ciudad de Nueva York, la artista Lucía Hierro se identifica como Dominican American. Su obra es una indagación sobre esta identidad híbrida y bilingüe que la artista resume en los artículos de consumo doméstico disponibles en cualquier tienda latina de barrio en Nueva York. Para Hierro estos productos son los que mejor aúnan la experiencia de la realidad dominicano-estadounidense, dado que combinan dos geografías y dos temporalidades (la de su herencia migrante y la de su presente neoyorquino) dando como resultado una nueva identidad, casi como una nueva lengua, común a la diáspora del Caribe en la Gran Manzana. Sin un ápice de nostalgia la artista eleva estos comestibles accesibles para cualquiera a la categoría de monumento y los convierte en emblemas de la identidad latina a través de enormes esculturas blandas de gomaespuma, fieltro y gamuza. En la serie Mercado las esculturas suelen consistir en gigantescas bolsas de plástico transparente en las que encontramos productos icónicos de las tiendas de barrio neoyorquinas, como empanadas, latas de legumbres marca Goya, café Bustelo, yuca y hasta una novela de Junot Díaz. En la obra de Hierro la tienda de barrio es un espacio para el encuentro y la reunión, una especie de hogar lejos de la patria de origen donde los alimentos, por tanto, son un patrimonio cultural compartido. La simpleza de los productos (baratos y algunos, como los dulces y la comida precocinada, poco saludables) además del título de las piezas, a menudo en español transcrito según el acento dominicano, también dan cuenta de la realidad socioeconómica de esta comunidad en Estados Unidos y de su grado de integración. En este contexto, y en esta pieza en particular, el banano es un signo ineludible de la identidad latina, casi un pasaporte: no solo es un ingrediente fundamental de la dieta sino que su recorrido desde su lugar de origen hasta su lugar de consumo recuerda el viaje realizado por miles de migrantes. En la obra de Hierro, por tanto, la estética pop (es difícil no recordar las latas de Andy Warhol) se mezcla con las políticas de la identidad, la autobiografía y la crítica social.