Por Columnista invitado
Juanita Solano es profesora del Departamento de Historia del Arte en la Universidad de los Andes y Blanca Serrano es directora de proyectos en el Institute for Studies on Latin American Art (ISLAA).
Ambas son co-autoras de La fiebre del banano/Banana Craze y doctoras en Historia del Arte por The Institute of Fine Arts, New York University.
El banano sigue dando de qué hablar en el mundo del arte. Tras la venta de Comedian —un banano pegado a la pared con cinta adhesiva— del artista italiano Maurizio Cattelan por $6.2 millones en Sotheby’s, ahora es protagonista por la irónica alianza entre Chiquita Brands International y Art Basel Miami Beach, una de las ferias de arte más importantes del mundo. Chiquita será uno de los “official partners” de Art Basel Miami 2024, en un intento de posicionarse como aliado de la cultura, pese a su legado de violencia y abusos atroces que parece tratar de borrar a través de esta paradójica colaboración. “Art-washing”, dirían en inglés.
Para refrescar la memoria, Chiquita, antes United Fruit Company, es responsable de numerosos casos de abusos laborales, masacres y daño ambiental en Latinoamérica desde principios del siglo pasado. Hace unos meses, fue hallada culpable del asesinato de ocho personas por las Autodefensas Unidas de Colombia, y un juez en Florida ordenó pagar $38.3 millones a las familias de las víctimas. A lo largo del siglo XX, estuvo implicada en hechos como la masacre de las bananeras de 1928 en Colombia y el golpe de Estado en Guatemala de 1954 contra Jacobo Árbenz, entre otros.
Por otro lado, está Art Basel, una de las ferias de arte más esperadas desde su fundación en 1970 por un grupo de galeristas. Se celebra en cuatro ciudades: Basilea, Hong Kong, París y Miami. En esta última, destaca la alta participación de artistas y galerías latinoamericanas, ya que Miami se ha consolidado como un eje clave del mercado del arte en América del Sur. Apodada “la capital de Latinoamérica”, la ciudad ha sido por décadas hogar de influyentes figuras de la cultura hispana.
Art Basel Miami Beach ha visto un aumento constante en la presencia de artistas, galerías y coleccionistas de la región. Dos tercios de las galerías de su próxima edición este diciembre provienen del continente americano. La feria se ha consolidado como “la plataforma líder global para el descubrimiento” del arte latinoamericano.
En 2019, el famoso banano pegado a la pared debutó en Art Basel Miami, causando indignación y asombro por convertir un alimento básico en obra de arte. El público hizo filas por horas para verlo y fotografiarse con él. La pieza, además de su irreverencia hacia el mercado del arte, marcó un hito en ventas: varias ediciones se vendieron por $120,000 USD, una suma que en ese momento parecía escandalosa. En este contexto, la alianza entre Chiquita y Art Basel Miami Beach parece coherente: en la feria se vende el banano más costoso del mundo y la empresa bananera más reconocida se convierte entonces en su aliado natural.
En la página de Art Basel, se anuncia el apoyo de Chiquita destacando que la compañía “rendirá homenaje al papel del banano en el arte” y afirmando que “la marca, un ícono cultural desde los años 50, ha inspirado el arte y el diseño con su adhesivo azul, su jingle y Miss Chiquita.” Si bien esto último es cierto, semejante afirmación merece una lectura más crítica. El logo de Chiquita, inspirado en la cantante brasileña Carmen Miranda, y la larga historia de violencia perpetrada por la compañía, ha llevado a muchos artistas a cuestionar el papel de la empresa en la historia de América Latina.
Desde la década de 1960, el banano ha sido más que un ícono pop: se convirtió en símbolo de resistencia en el arte latinoamericano. Con el auge de los conceptualismos y una mirada crítica al contexto de la Guerra Fría, artistas del Caribe y Centroamérica han usado el banano como símbolo para denunciar la violencia y los abusos de la famosa compañía bananera.
La historia del monocultivo del banano en América Latina está profundamente ligada al desarrollo económico, social y político de la región. La United Fruit Company, hoy Chiquita, instauró un modelo de explotación agrícola que hizo de América Latina el principal proveedor de la fruta más consumida en el mundo. Este modelo impulsó el surgimiento de las primeras multinacionales en Centroamérica, mientras las plantaciones se convirtieron en escenarios de luchas laborales como las que tiñeron de sangre la historia de Colombia.
Además del impacto económico de las condiciones laborales abusivas y la devastación ambiental, principalmente por el uso excesivo de pesticidas, el banano se volvió un símbolo y estigma de la identidad latinoamericana. Inspiró el término “república bananera” para describir regímenes corruptos, alimentando estereotipos sexistas, racistas y clasistas. Hoy, sigue siendo testigo y protagonista de un colonialismo renovado que perpetúa el abuso a migrantes y el saqueo ambiental.
El proyecto de humanidades digitales La fiebre del banano/Banana Craze documenta cientos de obras contemporáneas que emplean el banano desde una perspectiva crítica para denunciar prácticas violentas e imperialistas. Por citar solamente algunos ejemplos locales, la icónica obra Musa Paradisiaca de José Alejandro Restrepo, denuncia la historia de violencias relacionadas al banano en Colombia. En esta obra, racimos de bananos colgados del techo proyectan imágenes en el suelo que trazan una genealogía del trauma nacional, desde la Masacre de las bananeras de 1928 hasta las guerrillas, el paramilitarismo y el narcotráfico de los años noventa.
Una obra temprana de la experta en memoria histórica Doris Salcedo consiste en una acción de duelo en la que se muestran atravesadas por largas varillas de metal una serie de camisas blancas como las de los campesinos que fueron asesinados por los paramilitares en la región del Urabá. En la serie de pinturas Magdalena de Sair García, el río es testigo de las atrocidades perpetradas por el narcotráfico a orillas de las plantaciones bananeras.
Como atestigua el proyecto de estudio sobre la historia del arte latinoamericano y el banano La fiebre del banano/Banana Craze, se hace necesario alzar la voz ante la paradoja de que Chiquita apoye una feria tan fuertemente orientada al arte latinoamericano, desde el hecho de que se celebre en Miami hasta la gran cantidad de galerías de arte, coleccionistas y artistas latinoamericanos que participan en ella.
Es importante denunciar la práctica de blanqueamiento de imagen a través del apoyo al arte (art-washing) de Chiquita, así como la complacencia de Art Basel con esta compañía, y hacer un llamamiento a todas las personas que asistan a la feria (expertos y aficionados, participantes e invitados) para que ignoren la campaña publicitaria de Chiquita en varios stands del recinto ferial de Miami y presten atención al arte y a los artistas latinoamericanos—cuyo trabajo no solamente sucede contra viento y marea a pesar del dominio anglosajón del mercado del arte sino que además habitualmente despliega un espíritu crítico defensor de las causas más justas.