Edgar Calel

Con esta obra, el artista guatemalteco Edgar Calel rinde tributo a la civilización indígena kaqchikel para reivindicar su contemporaneidad y llamar la atención sobre la ignorancia racista que existe en torno a ella. Calel aúna la cosmovisión kaqchikel con el arte contemporáneo en una instalación que replica los altares de la espiritualidad indígena en el contexto de una galería. Como si se tratara de un ritual maya, la obra consiste en una ofrenda de alimentos (símbolo de la vida) colocados sobre piedras (símbolo del pasado) en el suelo de la galería. Las ofrendas de comida representan un momento para celebrar y glorificar la herencia y la memoria cultural de los pueblos indígenas y, en el caso de la obra de Calel, son un elemento central en su investigación sobre cómo las transformaciones geo-culturales y los desplazamientos sociales influyen y modifican la memoria colectiva de un pueblo y de una cultura. Entre las frutas y verduras expuestas (maíz, limón, mango, etc.) destacan cuatro grandes racimos de banano colocados sobre las piedras más altas de la instalación como reflejo del lugar prominente ocupado por este alimento en la cultura indígena. Fiel a su compromiso con la comunidad kaqchikel y su cultura del intercambio, esta obra actualmente está custodiada por el museo Tate Modern de Londres por un periodo de trece años (número simbólico de las trece articulaciones del cuerpo) y, además, el museo tiene la obligación de activarla periódicamente por medio de un ritual. De este modo, la obra sigue perteneciendo a la comunidad kaqchikel. Además, existen siete versiones de la pieza en relación con el número de estrellas en la constelación de la Osa menor. En Ru k’ ox k’ob’el jun ojer etemab’el (El eco de un antiguo conocimiento) Calel preserva la memoria heredada y media para que esos saberes dialoguen con otras culturas.