Da Silva Brokers (Antonio Da Silva, Anton Steenbock y otros)

En 2014 la inmobiliaria ficticia Da Silva Brokers anunció la construcción de un hotel de lujo en forma de banano en la bahía de Guanabara en Río de Janeiro. Basado en un boceto del arquitecto Milton Machado, que en la década de 1960 imaginó una edificación futurista emplazada en ese mismo lugar, el hotel de Da Silva Brokers habría de inaugurarse al mismo tiempo que los Juegos Olímpicos de 2016. Llamado Hotel Tropical, el exclusivo edificio consistía en una torre en forma de banano a medio pelar que surgía del mar y a la que solamente se podía acceder tomando un barco desde la orilla. Al tratarse de una fruta tropical y de fuertes connotaciones sexuales, el diseño arquitectónico en forma de banano resumía los estereotipos acerca de Brasil como destino turístico. En un clima de enfrentamientos sociales por la desigualdad de oportunidades, la falta de servicios públicos, el racismo y la violencia en Brasil, cuando al mismo tiempo el país fomentaba el turismo y la hostelería de alta gama de cara a las Olimpiadas, el proyecto resultaba delirante. Como si verdaderamente se tratara de un plan inmobiliario real, el proyecto de Hotel Tropical estaba descrito detalladamente en la página web de Da Silva Brokers, incluyendo planos y alzados renderizados del inmueble. También se lo promocionó ampliamente, tanto en vallas publicitarias por toda la ciudad como en presentaciones públicas realizadas por los agentes de Da Silva Brokers más allá de Sao Paulo. En el municipio Sorocaba, por ejemplo, Da Silva Brokers montó un pequeño estand para presentar el proyecto en un centro comercial. Los artistas detrás de Da Silva Brokers llegaron incluso a realizar una falsa ceremonia para colocar la primera piedra de la obra. El acto fue cubierto por un medio de comunicación belga lo cual despertó el interés local por el edificio, provocando manifestaciones de los vecinos de la zona en contra del proyecto. Las protestas aumentaron y se recogieron firmas para parar la edificación. Ante el revuelo ocasionado el proyecto fue finalmente “cancelado” por Da Silva Brokers. El proyecto demostró que la disparatada construcción de un hotel de lujo en forma de banano gigante resultaba verosímil en Brasil, donde apoyar a grandes empresarios y satisfacer la mirada exotizante de los turistas extranjeros parecía más importante que atender al impacto medioambiental, social y estético de semejante construcción.